miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cuarto capítulo.

Sigo siendo el mismo inconstante y desordenado de siempre.
Pido perdón por el retraso, pero, 'ya sabes cómo está la ciudad, llena de tráfico...' y algunos necesitamos Algo de Jazz para vivir.
Tuvimos los parciales en Noviembre. También trabajos que entregar en Diciembre. Salidas al campo y entradas a la biblioteca. 
No escribo por que no quiera escribir. Ni por ninguna otra razón de mayor peso. Y por eso estoy aquí de nuevo.

Por si te perdiste el primer capítulo:
Y por si te perdiste el segundo:
Y por si te perdiste el tercero:
Interludio:
High hopes:


(Mini) Cap.4 
Back Home To Me. (J.J.)


Irene camina rápido, con paso decidido al sitio que quiere llevarme. Yo tan sólo tengo que seguir los reflejos de grana y carmesí que dibuja el contonear de su cabeza al avanzar sobre el lienzo nocturno de Madrid. Salta y corretea, invitándome a que la siga con la mirada. Y se vuelve hacia a mí como queriendo atraerme y alejándose de nuevo un poco más. No me importaría callejear toda la noche si fuese con estas condiciones, me gusta este bailar de la música en nuestras pisadas. Pronto, o por lo menos así me ha parecido a mí, llegamos al local donde venden la comida que mi estómago reclama. No es que sea gran cosa, pero tampoco pidamos gran cosa. En todas sus formas es una bendición del Cielo que estén abiertos y que me sirvan lo que demando. 

Suena PepeRadio, y eso siempre es buena noticia, porque tienen la facilidad de poner justamente la canción que tienes tú en la cabeza. Por el momento tendré que conformarme con Héroes del Silencio. A veces me pregunto qué fue antes, si el pensar o el escuchar. A decir verdad, si escuchásemos más, podríamos pensar menos, ya que las experiencias de otros son a menudo asumibles y perfectamente válidas para uno mismo. En cualquier caso, tengo ante mis ojos una batería de menuses, kebabseses, durumseses y demás y no sé qué elegir.

-Bueno, Irene, ¿cuál es para tí la especialidad de la casa?
-Yo siempre soy de durum. No porque me gusten más sino porque manchan, en teoría, menos.
-Pues ya he decidido, -me dirijo al vendedor- que sea un durum mixto, con todas sus consecuencias.
-Insiguida, siñor.
-¿Tú no quieres nada, Irene?
-¿Pero cómo no voy a querer nada? (Ríe)  Yo también quiero uno de esos, ¡hala!
-Muy fien. Ahora mismo les sirvimos.
-Perfecto pues, muchas gracias.

Me ha cogido del brazo y me arrastra hacia una de las mesas del fondo, donde nos sentamos a esperar que hagan nuestra comida. Siempre hace calor en estos sitios, y el verano también ayuda al sudor a salir. Joder, realmente estoy asfixiado. Puede que ella también tenga que ver algo en todo esto, con más luz y más de cerca todas mis expectativas se ha cumplido. Tiene las facciones marcadas, unos pómulos simétricos y una barbilla no muy prominente. Ojos verdes, como las hojas de su perfume floral, pestañas kilométricas y unas cejas perfectamente perfiladas.

-Ya verás como te encantan. No son ni demasiado picantes ni demasiado pesados de comer. Yo a veces me he llegado a comer dos...
-Pues como los sirvan demasiado calientes creo que muero,  bastante tengo ya...
-¿No será por mi culpa, verdad? (Ríe) ¿Te incomodo?
-(Río) ¡¿Pero qué dices?! -me río de nuevo-. No veo mejor forma de acabar la noche que de esta manera.

Me mira complacida. Mientras, se acerca el camarero y nos sirve. 

-Aquí tienen, qui aprovechie.

También deja la cuenta al lado. Supongo que a estas horas no hay que fiarse de nadie. 'Get the Money and Run.' Se había quedado pasmado ahí delante de nosotros y, hasta que no hemos pagado, no se ha ido.


En fin, nosotros cogemos cada lo nuestro y comemos. (Oigo mis tripas decir 'graaacias' entre cosquilleos y movimientos internos.) La verdad es que ver comer a una persona que acabas de conocer es una de las experiencias más graciosas que existen, porque la mayoría pretenden parecer educadas y 'fisnas' para causarte buena impresión, consiguiendo normalmente lo contrario. Pero con Irene no sucede eso, es espontánea y natural. Aunque puede que también sea que no haya forma de comerse un durum de manera educada y 'fisna'.

Y tras unos bocados...

-Bueno, qué, ¿mejor?
-Joder, (mastico) ya te digo, (trago) sienta como la gloria.
-(Se sonríe) Qué me vas a decir... Si yo vengo aquí casi siempre después de salir. Dos veces por semana por lo menos, y ahora en vacaciones más. No te puedes imaginar la cantidad de kebabs que me habré podido comer de aquí...
-Pues no estás tan mal para haberte comido tantos de los que hablas... (Río)
-¡Oye, tú! ¡Pero qué te has creído! -me golpea amistosamente al tiempo que se ríe- Que luego eso se quema 'trabahando duramente, trabahando sí.'
-¡Eh, pero si eso es Victor Jara!
-En realidad es una canción popular, pero sí, a mí la versión que más me gusta es la suya.
-Sea de quien sea, yo necesito algo de beber para bajar esto, ¿tú necesitas algo?
-Sí, pero por favor algo sin gas. 
-Venga, que yo te invito, que antes has sido tú y ahora me toca a mí.
-Y yo no me voy a negar, no te creas que soy tan tonta.
-Pues como no lo creo dame un segundito, que me acerco a la barra y traigo algo.
-No problemo. Pero si luego ves que no te queda durum a mí no me mires...
-Serás capaz... Ahora vuelvo.

Me levanto de la silla y voy a la barra. Pues vaya, sí que me ha sentado bien el comer. Me encuentro de vicio. Llego a la barra y pido.

-Por favor, dos Nestea.
-Marchiando, amigo.

Pago y me doy la vuelta.

Cuando vuelvo a la mesa todo está como estaba. No se ha comido mi durum, y yo sé que es porque no quiere experimentar mi ira. Pero sí que se ha comido el suyo, y se está limpiando con la servilleta de una manera muy sugerente. O bueno, a mi mente sucia se lo parece. Y le pilla de soslayo una mirada. Es irónico, el papel dice 'Gracias por su visita' a sus labios, y estos quedan limpios y definidos. Se levanta, se da la vuelta y me dice:

-¿Qué, nos movemos? Después de esto me apetece pasear, ¿te apuntas?
-Pues me parece estupendo. ¡Vaaámonos!

Con el estómago lleno y nuestros refrescos en mano pasear por el Madrid nocturnos es una de las mejores ideas que se pueden tener, o vamos, ponerla en práctica quizás es mejor aún. Bueno, definitivamente lo es.

En el circo-ciudad-Madrid, y a estas horas, no hay sutilezas ni delicadeza. Sólo impulsos, instintos y la verdad más verdadera. Quien es puro permanece puro, y quien es puto se comporta como tal. Subimos desde Sol hacia Montera, el lugar donde la legalidad y la moralidad gozan de una dudosa reputación. Me hastía ver cómo venden su cuerpo las mujeres, y me duele aún más ver que es por culpa de una sociedad que no sólo lo permite, sino que lo favorece. ¿Qué clase de hombre tiene tan pocos escrúpulos de poner precio a la integridad de una mujer? Hacer de lo más bello y carnal algo sucio y banal. Reducirlo a placer, y sudor en el mejor de los casos. Perderse de la parte más humana y personal lo más cercano e intenso. Cada vez que paso por aquí me pregunto qué situaciones tan extremas les han empujado a llevar este estilo de vida, y nunca encuentro una que me convenza. Algunos lo justifican diciendo que el Ser Humano es un error de la naturaleza, pero más bien creo que es el error el que está en la naturaleza humana. Según tengo entendido somos la máquina imperfecta más perfectamente diseñada por la evolución y la selección natural.(*)


No quiero llevar mi conversación con Irene hacia estas divagaciones de borracho, porque me parece que no es el momento, y le pregunto:

-Bueno, y a parte del bar, ¿qué tienes en mente para el futuro?
-Oh, no. Lo del bar es temporal. Llevo ya casi un año, pero es que estoy ahorrando para poder estudiar fuera.
-Y, ¿a dónde te quieres ir?
-Pues estoy barajando varias universidades, pero gustaría ir a algún destino barato. Algo como Polonia o República Checa.
-Joder, pues la actitud ya es un paso. Yo soy en ese sentido muy conformista, y con Madrid estoy muy contento. Aunque bueno, mis amigos me dicen que ya se me pasará.
-Pues puede ser... No sé. Yo lo cierto es que no he tenido la suerte de nacer en una familia de mucho poder adquisitivo, y tengo muchas, muchas ganas de volar. Tampoco tengo a nadie que me ate aquí así que...
-¿Y la familia?
-Sí, bueno. La familia está bien, pero tampoco es algo que me suponga mucho problema. Soy bastante independiente en ese sentido. Vivo en un piso compartido, y económicamente ya no dependo de ellos.
-Pues eso es una suerte. Me alegro de que puedas.
-En realidad no es más que echarle huevos y tirar pa'lante. En esta vida si no tienes iniciativa no vas a ningún lado.
-Ciertamente -termino mi lata y la tiro en la papelera más próxima-. Yo creo que hasta que no acabe la carrera no me iré. No tengo esa seguridad en mí mismo todavía.
-Es algo que te llega, tampoco lo fuerces. Tengo amigos que quisieron irse antes de tiempo y han estado de vuelta a la mínima que lo han pasado mal.

(...)

Empieza a crecer este silencio incómodo. Y no sé cómo pararlo. 
Menos mal que vas a ser tú:

-Bueno, y con Laura... ¿que pasó?
-Ah, pues en realidad poco, la conocí en un bar al que suelo ir yo y ella me trajo al suyo. Y a lo mejor te parece extraño, pero casi sé más de ella por lo que me has contado tú que por lo que hemos hablado directamente.
-Os ví al final salir del bar, ¿le sucedió algo? -ciertamente esta es una pregunta casi más incómoda que el silencio-.
-Pues lo cierto es que sí, huyó sin más. Me confundió un poco la situación. Pero es como siempre digo, una persona herida se comporta de las maneras más inesperadas.

[Porque las mujeres reales no te besan en la primera cita, ¿o sí?] (*)

-Ya, no se la ve muy bien últimamente...

[Se ha tejido una coraza alrededor del mío(en realidad suyo)-cardio. Justo entre las envueltas de la situación.](*)

-Es como si tuviera miedo a algo, o a alguien. Y yo no soy tan feo, ¿verdad?
-(Ríe) Para nada tan feo, un poco quizás, pero definitivamente no para asustar a alguien.

-¡Oye, tú! (Río) En cualquier caso, fue raro al final, como ya te digo, no supe interpretar bien las señales. Y se fué sin más.
-Entiendo...
-Bueno, ¿y tú qué? ¿Qué te parece esta noche?
-¿A mí? (Ríe) Pues para nada me la imaginaba paseando con alguien por la Gran Vía, -andando andando es a donde hemos llegado-. y lo cierto que contigo se está haciendo muy agradable eso de pasear.

Me mira a los ojos, yo llevo las manos en los bolsillos y me encojo de hombros en forma de gratitud.

-Bueno, hago lo que puedo. ¿No?
-Y lo que puedes está bien, -mira el reloj- ¡Dios mío, qué tarde se me ha hecho! Que mañana nosotros abrimos...

De nuevo la pregunta trampa. Si es que no cambiaremos nunca los hombres...

-¿Necesitas que te acompañe a algún sitio?
-Ah, pues muchas gracias, si me acompañas a la parada del N20 sería genial.
-Ningún problema, así yo me cojo el N21, -el semáforo se está poniendo en rojo- corre, ¡cruza!

Nada más llegar a la parada veo su autobús viniendo hacia la marquesina, y que se para en frente de nosotros. 

-Bueno, pues esto ha sido todo por hoy. Mañana más y mejor -me dice rebuscando en su bolso-. Que descanses hoy, Mario. Ha sido un verdadero placer.
-Lo mismo digo, señorita -nos sonreímos-.
-Tengo que irme ya... Por lo menos ya sabes dónde estoy si no tienes plan para mañana. (Se acerca y me sonríe)

Dicho esto me besa en la mejilla y se sube al autobús. 

Yo me quedo ahí clavado, mirándola avanzar entre la gente hasta que se sienta. Arranca su transporte público y se pierde entre un gesto de despedida con la mano en el cristal. Menos mal que el mío llega justo detrás, no tenía muchas ganas de esperar y estoy realmente cansado. Entro, me siento, espero, y pienso.

[Últimamente no se valoran los besos, los abrazos y las caricias. Y no entiendo lo que pasa. ¿Es que ahora cuestan menos? No tenía entendido que hubiera época de rebajas para esas cosas...](*)

Me bajo en mi parada y ando hasta mi portal.

Llego  y saco las llaves de mi bolsillo. Divago.

[Tío, hoy has conocido a dos mujeres que son maravillosas en una noche que parecía baldía.](*)

Entra en la cerradura perfectamente, y gira, como mi cabeza entorno a ese pensamiento. Entro, y divago de nuevo.

[La verdad es que pensándolo bien, cuando vas borracho te suceden las cosas más inverosímiles, y a las que les das la menor importancia.](*)

(*)'Aunque todo es posible.
Puede que me equivoque.
Y, de hecho, creo que es lo más probable.' 


Buenas noches.


Hoy dormiré con la ventana abierta y sin edredón.
Viva el calor, viva el verano y viva trasnochar.



PD: Probablemente me dé por hacer un epílogo, pero si lo escribo primero dispararé y luego preguntaré.
Aunque creo que es mucho mejor dejarlo abierto.
Y seguro que a Monty le gusta más así.

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Un poco del rock progresivo que tanto me gusta para animar estas Navidades:


Y, ¿por qué no? folk progresivo también:


Dos imprescindibles a mi 'pareser'.

Pablo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Delete the lights.

Apagó la luz entornando la mirada.

Quería escribir su historia en las hojas que el otoño hacía caer pero sin que el invierno se diera cuenta. Intentaba mantener su sangre homeoterma lejos de aquel frío, pues las únicas letras que se graban de manera perenne en las páginas del libro de la vida  están en rojo. El mismo que te corrige y examina después de un examen de conciencia del  que sólo el ánimo de tu ánima puede determinar la calificación final. 

A veces respiraba demasiado rápido, como queriendo avivar la llama. Y aunque el oxígeno es necesario para vivir,  no debía permitir que le consumiera por completo, y mucho menos dejarse oxidar. 

A cada boca, y después, nada. No hay musa que le inspirase.

Toda su luz y calor pendía de un hilo, una mecha, de un mechón de pelo encendido. 

Tropezó con un pensamiento resoplado por la brisa matinal que hizo navegar sus Carabelas, descubriéndole un Nuevo Mundo con el que explorarse para conquistarla. Porque nada que se pueda llamar razonamiento desemboca en una idea preconcebida.

Sabía también que para querer bien hay que querer querer, que no es lo mismo que querer por querer, sino que implica querer al cuadrado. Nada de triángulos de amor bizarro hasta nueva orden.

Y entre victorias que olían a ganado encontraría la vacuna contra la locura por amor. 

Ciclos de pasión, percepción y aprendizaje continuado.

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Wilco debería de ser asignatura obligatoria en el colegio y materia de examen para Selectividad. 
Qué puta preciosidad de canción hecha cover.
JODER.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Noviembre vigésimo entrega el bastón de mando a Diciembre vigésimo.

Hablando de los 'vagos y absurdos simulacros primaverales' de JRJ ha acabado volviendo el verdor a las hojas del árbol de mi balcón. Se dieron cuenta las yemas y los entrenudos de que visto lo visto no debían desabrocharse el peciolo.

Cae el sol también sobre las azoteas, proyectando un mundo opaco, lejos de la transparencia y la volatilidad de las formas indefinidas. Luz ceniza y reflejos cobrizos en una sinestesia de fragor y frío. Porque es sólo luz, nada de abrigo en los claros donde resguardarse de las brisas de hielo. 

A medida que el día avanza y se levanta el viento las ramas de los árboles comienzan a frotarse entre ellas, en un frenesí de astillas y arañazos a mi cristal. Un baile con el que no pretenden otra cosa más que no perder el poco calor que les queda del verano y de las mañanas soleadas como lo fue ésta. El cielo 'azulcorado' se vuelve platino a cucharadas borrascosas, y el regio caminar de las hojas sobre el suelo representa una escena de amarillos contra marrones que híbridos estériles de ocre y carotenoides observan como espectadores desde el palco que hay en el anfiteatro de las copas. El verde ha sido raptado por la clorofila, que a su vez huyó a los chicles de menta, eucalipto y hierbabuena buscando la suavidad de unos labios que le enseñen el lenguaje (lengua) de las pompas. 

El ingenuo dijo: 
-Ver para creer.

Y el poeta le respondió:
-Ver para crear.


Pongamos que hablaban del otoño.
Pongamos que hablo de Madriz.

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Hoy me voy a verte, hoy te voy a ver.
Muchas gracias, por todo.
De veras.

Tú eres de los que crea.
Tú eres en los que creo.
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No estoy de acuerdo con esa afirmación tan extendida de que estar triste es sinónimo de inspiración. Más bien me parecer que eso es desahogarse y pensar de más. Cosa que yo hago muy a menudo. 

También creo que las mejores musas nacen de un sentimiento alegre, de un padre contento y una madre sonriente.

Pablo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

High Hopes.

Por si te perdiste el primer capítulo:
Y por si te perdiste el segundo:
Y por si te perdiste el tercero:
Interludio:


Laura

(Noviembre mediados. Final del Holoceno. Espacio interestadial y Würm V)

Le ha pillado por sorpresa aquel aguacero de sus mejillas y ahora está todo empapado. Apoyando todo el peso de su cara sobre la barbilla nota cómo la almohada se siente húmeda y huye del calor. Nada se puede hacer contra la lluvia, sólo dejar que te inunde para poder mirar la vida con ojos nuevos. Una visión empañada se limpia sólo con agua, porque el champú y los jabones no harían más que irritar la sensibilidad sensorial. 

Últimamente se tejía jerseys con los hilos argumentales de las historias de amor que inventaba dentro de su cabeza para pasar el frío y áspero invierno de sus caricias. Pero no hay material capaz de soportar tanto peso ni un calibre que aguante tanta tensión sin percutir. Los estampados rehúsan del huso usando como excusa que los motivos que ella quería representar no eran emotivos, sino que más bien estaban llenos de tristeza y melancolía, y, según ellos, la esperanza es el único camino viable. 

Hay veces en que le gustaría poder elegir entre los tres finales alternativos de Rodari, pero su vida no fue nunca un cuento y para nada algo con lo que jugar. El único desenlace posible ya está predeterminado, como los ajustes del teléfono móvil con Tárrega y el Nokia Tune, y ella no sabe tanto de música como para manipular esta programación por defecto. Es más, aún no conoce a nadie que tenga la virtud de convertir el arte en música para los oídos del utilitario, por lo que se busca encontrándose a sí misma entre los devaneos y vaivenes del traqueteo rutinario de la linea 4 escuchando siempre las mismas canciones.

Hoy no quiere hacer nada más que contemplar el ocaso del alba para ver cómo se llena todo del azul extraviado y mientras que llega ese momento sólo se preocupa de evadirse divagando en su diván de papel sobre qué es lo que de verdad puede tener y a qué debe aspirar para que no expire antes de tiempo su inspiración.


Pequeña niña triste, habla con Lyn. Cuéntale cómo te sientes aunque ella ya lo sepa. Tan sólo te quiere escuchar y legarte su incansable afán de avanzar. Porque el tiempo se mantiene constantemente en movimiento y puede que tú necesites compartir el peso de las cadenas que hay sobre tus hombros e intentarlo de nuevo, con fe renovada y con más ganas


El verano está para añorarlo eternamente y este otoño nos engaña contínuamente.


Pero el calor que crees que te hace falta no viene del exterior, sino que nace de dentro. Y sé que florecerás de nuevo, porque eres lo que eres, eres quien eres. Y ni tú ni nadie puede ser otro. Sólo uno mismo. 


 Supersónico.





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Llevo un par de semanas bastante movidas, exámenes, clases y compromisos de última hora.
Espero pronto poder acabar la cuarta parte.
Discúlpenme por mi desorden.
Mientras tanto disfruten:






RECOMIENDO A GIANNI RODARI HOY Y SIEMPRE.
LO DEJO AQUÍ TAMBIÉN POR EN EL TEXTO NO LO VISTE.


CUENTOS PARA JUGAR.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Interludio.


(Septiembre, tardío. Final del Holoceno. Comienzo de la nueva glaciación.)

Esta fue otra noche más en la que esas piernas callejearon para no pasar por delante de aquella puerta. En todo momento supo la posición relativa que ocupaba en el rango espacial de tres manzanas más arriba o menos abajo y por eso no pisó la paralela o la perpendicular más cercana. 

Fueron las farolas, la acera, el portal, las llaves, los tacones, el espejo, el ascensor . ("escupe lo que eres a las seis de la mañana, no hay alcohol") 

Y un surco de inestabilidad que se balanceaba sobre sus pómulos.

Los pies encuentran la alfombra. Las llaves y el bolso se reúnen en el suelo. El vestido se desviste del cuerpo de mujer que lo lleva puesto y se liberan las formas. La belleza más inmediata predomina al instante. Sin más pasiones que el peso de una anatomía derrotada y consumida por un gasto energético exacerbado  se da paso al decúbito supino sobre el edredón. Los músculos se relajan pero no se desentumecen. La imaginación se ha quedado enredada en el techo y no puede bajar. Su realidad se convierte en una esfera monotemática de la que es difícil escapar.

Hoy tampoco ha sido el día. Desde hace un tiempo ya nunca es ese día. Porque el invierno ha llegado a su habitación antes de tiempo. Antes incluso que el insomnio o la lluvia que golpeaba incesantemente sus pupilas desde hace tiempo. Y ahora  por las noches ya sólo siente frío. En todas sus manifestaciones artísticas y culturales.

(...)

Su ropa la observa desde el respaldo de la silla. Siempre coloca así las chaquetas y los vestidos para que parezca que alguien le acompaña en la penumbra. Le gusta pensar que en la clandestinidad umbría de su habitación hay una silueta antropomorfa que vela por ella en la noche ahuyentando sus miedos, despejando toda traza de soledad e instruyéndola en la esperanza para que las dudas o la incomprensión se conviertan en seguridad y confianza. Transmitiéndole un calor distinto al que se siente cuando lo lleva puesto.

Porque, ¿cuántos Marios conociste y a cuántos permitiste que te conocieran? 
¿Cómo de perfecto era hasta ese momento crítico en el que sabías que todo hubiera cambiado? 
Con cualquiera de ellos, por cualquiera de ellos.

Pero decidiste que no fuera así. Huías.
Preferiste no dejar entrar al sol y respirar siempre el mismo aire viciado.

Y ya no le quedan más Noches De Verano, ni los Sueños De Una que gastar.

__________

viernes, 11 de noviembre de 2011

Tercer capítulo.

Como marca mi guión interno esto va con la calma y fluye tranquilamente.
Hace más de un mes que empezó todo esto.
Y parece que se quedará por un tiempo...



Por si te perdiste el primer capítulo:

Y por si te perdiste el segundo:


(Mini) Cap.3
Vainilla con hielo.


Caminar ahora por la pista está complicado. Yo llevo mi copa a la mitad y parece ser que se siente atraída por el suelo. No sé qué juego se traerán, pero yo no la voy a dejar escapar. Para poder pasar tengo que pedir disculpas a cada paso, y todos los rostros que me contestan son extranjeros. Aunque a decir verdad es algo más que razonable, Agosto y entresemana, condiciones óptimas para ello. 

Miro hacia detrás buscando la mirada de Laura, pero ella está como ausente. Fijándose en algo que no logro visualizar desde mi posición. Probablemente esté envuelta en una conversación que no le dice nada interesante y busca distraerse. Un momento después es vacía y sin brillo, como la copa que deja ahora mismo sobre la barra. Yo tengo que avanzar si quiero llegar.

Hay un pequeño escalón antes de entrar a los baños que no me supone un gran esfuerzo superar, y tan pronto como lo hago me viene ese olor típico que todos detestamos pero que reconoceríamos hasta en el infierno. Frunzo el ceño y me resigno. A primera vista se distingue un gran espejo incrustado en la pared y unos grifos con sus respectivos lavamanos en forma de cono invertido contrachapado en metálico, para secarse hay ese  papel áspero y gris en un dispensador a juego, también metálico. En la pared de en frente están los urinarios que buscaba, pero como no hay dos libres seguidos me dirijo a los retretes. Esto es así porque los hombres tenemos una regla no escrita que  consiste en dejar entre los dos miccionadores un espacio de 'respeto'. Sí, cada uno vela por su virilidad. Porque las comparaciones son odiosas y más con ese tema, de golpe y porrazo dejas de ser el macho alfa para convertirte en un micro- o un nano- sin que los griegos te hayan enseñado su idioma. 

En realidad los retretes son mucho más interesantes, porque siempre hay frases ingeniosas escritas o algún dibujo gracioso en sus paredes. Aunque en el que me ha tocado sólo llego a distinguir la venganza de un/a novio/a despechado/a en forma de proposición indecente acompañada de un número de teléfono que no logro a leer con claridad. Mecánicamente dejo el vaso en la cisterna y bajo la mirada. Joder, es difícil apuntar, tengo los ojos un poco llorosos y me tengo que apoyar en la pared para encontrar un punto el anclaje con el que mi centro de gravedad no oscile demasiado. Junto a comer y dormir este es otro de esos placeres que no conlleva el uso de protección por las posibles consecuencias que cambian tu vida drásticamente en un corto período de tiempo. Termino, tiro de la cadena y me quedo viendo las espirales de agua hasta que ya no quedan más por salir. Antes de nada termino mi copa, la dejo donde estaba y me lavo las manos.  Esta vez levanto la mirada a la vez que me inclino hacia delante. Ya vuelve a estar otra vez él al otro lado. Complicidad. Me seco las manos y salgo. 

(Cuidado con el escalón...) 

Bien, aún tengo que volver a atravesar toda la masa de gente, "-Perdón. -Paso..." Unos pisotones sin importancia y llego de nuevo a la barra. Llamo a un camarero despeinado y, por lo visto, desocupado también.

-Perdona, me pones una cerveza.
-Sí, claro. ¿Cuál quieres? Tenemos todas esas -me señala una nevera con puerta corrediza que tiene detrás y en seguida distingo una Voll-Damm. Aunque no lea la etiqueta sé que es ella por el color negro del fondo y el rojo de las letras-.
-Quiero la Voll-Damm. Tercio, -la saca, la abre y me la pone delante- ¿cuánto es?
-Son tres euros, por favor.
-Creo que llevo, espera... -calderilla que no junta más que uno cincuenta y mierda, tengo que romper otro billete de cinco-. En fin, no tengo, toma.

Le doy mi billete de cinco, va a a la caja, y vuelve en menos tiempo del que tardo yo en coger la cerveza y darle un trago.

-Gracias, tu cambio.

Me lo guardo en el bolsillo y miro a mi alrededor. Laura está a dos metros de donde he aparecido y se encuentra sóla. Su semblante ha cambiado.  Me intriga ese repentino giro en su estado de ánimo.Le doy un largo trago a mi nueva adquisición y pregunto:

-Hey... ¿Está todo bien? ¿Quieres que salgamos fuera? -señalo hacia la puerta con el tercio en la mano-.
-Sí, por favor necesito que me de un poco el aire.
-Vale, vamos. Creo que a mí no me vendrá nada mal el fresco.
-(...)
-Perdona pero no puedes sacar bebidas a la calle.
-Okey, dame un segundo entonces -malditos puertas, lo peor es que lleva razón-.

La dejo a la mitad con un nuevo trago y se queda encima de la barra mirándome mientras que Laura sale. Me cagontó que se me va a calentar la birra... En fin, me acerco a su aura de vainilla, y una vez más pregunto:

-Bueno, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
-Sí, bueno, no. La verdad es que no muy bien.
-Pero te ha pasado algo o es que te ha sentado mal la copa... -realmente no sé por qué las mujeres suelen ser reticentes a contar las cosas. Con lo fácil que es sacarlo todo y quedarse a gusto-.
-Es que tampoco quiero aburrirte con mis cosas, son sólo tonterías mías. 
-Como veas, yo no te voy a insistir. Si son tus cosas son tus cosas -sonrío al mismo tiempo que lo digo. Es cierto que es mejor no indagar, cada uno tiene sus motivos para hablar y sus motivos para callar-.
-A ver, ha sido una chorrada nada más. -joder, con esa manía de no contar las cosas cuando se preguntan y de improvisto soltarlo todo. Nunca entenderé a las mujeres...- Simplemente que estos me han presentado a Míriam, la nueva novia de Alejandro, mi antiguo novio, y no sé, me he quedado pensando.
-¿Pero no terminasteis con discusiones y eso, no? -creo que estoy siguiendo bien el hilo de la conversación, pero me cuesta un poco hacer razonamientos complicados-.
-No, no, si todo se acabó bien. Lo hablamos y supuestamente tenemos una relación cordial de amistad ahora... Pero no sé, es eso de 'cuando ves a tu ex por primera vez'. Y bueno, así, con novia nueva. Yo he estado fuera hasta ahora y es la primera vez que vengo al local desde hace un mes y pico.
-Y te ha sorprendido lo rápido que ha rehecho su vida con otra, ¿verdad?
-Sí, no sé. Me imaginaba que nos llevaría un tiempo de recuperación o algo eso el poder tener algo parecido con alguien. ¿No?
-Bueno,  cada uno 'semos como semos' como dice mi abuela, y tú y yo hemos tenido una 'cita' si es que se puede llamar así...
-Ya, pero no es lo mismo...
-Entiendo perfectamente, pero también entiendo que quiera rehacer su vida de alguna manera. Luchar por lo que uno quiere me parece lo correcto, y en este caso él quiere ser feliz de nuevo.
-Lo sé, lo sé. Quizás haya sido el alcohol, no pasa nada.
-(...)

Lleva de brazos cruzados toda la conversación y no me gusta nada. Menos que este silencio incómodo.

-Ven -le doy un abrazo y acepta sin protestar-.
-Perdona por estas cosas, apenas te conozco y la verdad es que me he desahogado mucho contándotelo -ahora se apoya en mi hombro-. Gracias. 
-No hay de qué, -sonrío aunque no me vea la cara- hoy será por tí y mañana alguien tendrá este mismo detalle conmigo -se separa de mí pero me permite permanecer dentro del aura que proyecta, y guardo mis manos en los bolsillos-. (...) Además hay un momento de la noche en el que es muy probable activar la parte de cerebro que controla estas cosas -yo sonrío de nuevo y ella escucha con atención-. El alcohol fomenta la labia y es desinhibidor por excelencia. Te da la confianza que no tienes a lo mejor habitualmente, y esta vez te ha ayudado...
-Sí, y tengo algo para tí. Pero después me tengo que ir, ¿vale?
-De acuerd...
-(...) 

Son sus labios de canela lo único que estoy sintiendo en estos momentos. Dulces. Suaves
Con sus seis letras. Labios, canela, dulces, suaves... 
Y ya no los siento.

-Gracias por todo. De veras. Pero tengo que irme ya.
-¿Quieres que te acompañe a algún sitio?
-No, no te preocupes. Voy a coger un taxi que me lleve a la puerta de mi casa.
-Es muy tarde, Laura, ¿de veras que no quieres que me acerque contigo a algún sitio? -aunque pretenda ser un caballero siempre hay que intentarlo. Luego no voy a insistir, creo que con una vez basta, y por mucho alcohol que lleve en sangre aún tengo domesticada a la bestia-.
-De verdad, no te preocupes... Lo voy a coger ahí mismo, -me sonríe- anda entra, que se te va a calentar la cerveza. Gracias por hoy. 

Un beso más. Este de refilón y casi a traición. 

Y se va.
La veo alejarse por en medio de la calzada.
El vestido sigue acariciando sus formas a cada paso.
¿Corporeidad?
¿Vapor?
Dobla la esquina, me mira por última vez...
Y ya se ha ido.

(...)

A veces es mejor dejarlo todo así, para que permanezca puro. No era el momento de nada más y así ha sido. No sé por qué no habría de estar satisfecho. Pero una cerveza que quiere ser salvada del aburrimiento me espera dentro. Y mi cerveza ya no está. Mierda. El sitio empieza a vaciarse. Deben de ser las tres ya, y en mi reloj siguen bailando los números con las agujas. Esta vez no es en estéreo sino que la visión es esteroscópica, convergiendo en planos imposibles para las dimensiones y el espacio(-tiempo).


Entonces pasa. Ese momento de la noche en el que encienden las luces y todo es tan jodidamente extraño que parece mentira que hayas estado en ese sitio. La gente entiende las indirectas aunque pensemos a veces que no y como un goteo se va vaciando. 

Ella está al fondo, y parece que no tiene mucho trabajo. Así que como me dijo antes, hablemos un rato. Me acerco a su barra, ya vacía.

-Joe, Irene, alguien me ha robado la cerveza, y para colmo ¡soy un cierrabares!
-Venga que yo te invito a la última...
-No, no. Si ya no quiero más. Creo que ha sido suficiente por hoy. Lo que tengo ahora es hambre...
-Pues si quieres vamos  a un kebab que conozco yo aquí al lado.
-¿Pero tú no tienes que trabajar? ¿O  sales ya?
-En cuanto se vacíe por completo yo me puedo ir. El que se queda es mi encargado, el chico despeinado de ahí. Pero espérame fuera mejor, que como comprenderás si tú no te vas ¡yo no me puedo ir!
-(Río) Perfecto entonces. Estoy ahí. ¡Hasta ahora!

Se vuelve a recoger vasos y copas y los va colocando en baldas. Puedo oír el tintineo del cristal contra el cristal.

-Venga, vete...

Quedan unos cuantos rezagados que no se mueven de su sitio hasta que paran la música. Y yo salgo con ellos. Hace una temperatura ideal, así que no me importa esperar.

Dos minutos, quizás cuatro... Gente hablando alto y el encargado sacando cajas de botellas  vacías. Bajo la luz de las farolas pasean parejas, solitarios y grupos. Están cerrando en toda la calle, o mejor dicho, están cerrando la calle y abriendo las esquinas y los portales. Noche despejada en la que Luna se baña, y yo no quielo más cerveza, amigo.

Por fin sale por la puerta con una sonrisa puesta, vestida de negro completamente, como antes, pero sin los tacones. Se ha puesto unas Vans negras que no rompen la esbelta silueta que antes había tenido. Es informal, pero no ha perdido ni un curva de sensualidad. 

Ya fuera me doy cuenta de que en realidad tiene destellos rojos en el pelo, lo que la hace aún más atractiva, y ¿por qué no? excitante.

-Bueno, qué. ¿Nos vamos?
-¡Por supuesto!

PD: Hay cuarta parte y un interludio antes.
Saldrán pronto. En cuanto termine exámenes, a partir el 16.
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Hoy no os dejo canción, os dejo una estación de Radio:


La mayor variedad musical que nunca he escuchado en una radio.
Desde de Morrisey a Madonna pasando por los Rolling y la Creedence.

Y buenas noches.

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LOVE IS FOREVER.
LIVE FOREVER.

Pablo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Anteriormente conocidos como: "The Galern Knights".

Un sueño que espero se haga realidad. 
Excepto por lo del final.
Porque talento tienen. 
Para dar, tomar y regalar.



“Anoche, después del bolo del Haagen Dags comencé a bajar por Carretas hacia Sol. Había algo en el ambiente, en las luces, que hacía de Madrid la ciudad más hermosa del mundo. Parecía como si la magia hubiera vuelto de nuevo. Decidí coger el metro para recorrer el trayecto hasta Moncloa. ¡Llevaba tantos años sin usar el transporte público! Qué maravilla volver a sus vagones. Lo mejor de todo es que nadie me reconoció. En Londres o Nueva York hubiera sido imposible pasar desapercibido. Pero aquí, en nuestra ciudad, nadie se me acercó a preguntarme si yo era él. Pasé como uno más entre toda la multitud y fue maravilloso. ¡Me sentía como cuando tenía poco más de 20! Una vez en Moncloa me costó encontrar la salida adecuada, todo estaba muy cambiado. Eran ya más de las doce y me apresuré subiendo por Donoso Cortés para intentar comprar una de esas hamburguesas que tanto consumíamos antes de que tuviéramos todo el dinero del mundo y fuéramos a elegantes restaurantes con todas esas modelos estúpidas. Aquella hamburguesa me supo a gloria. Es más, ¡incluso los dos botellines de Mahou que me tomé! A cada segundo que pasaba me iba poniendo más nervioso, tenía ganas de continuar con mi viaje y doblar la esquina que comunica con Blasco de Garay. Los nervios pudieron conmigo y me apresuré corriendo. No obstante, en aquel número 59, el sitio más emblemático de toda la ciudad, donde todo surgió, sólo había un cartel que ponía en letras mayúsculas SE TRASPASA.”




Fdo. Gonzalo Montero (Monty)



Sois muy grandes tíos, espero de veras que algún día hablen de vosotros como os merecéis. 
En camino estáis.


Para vosotros.
Davideces, Montises, Jayses, Nicolases, Tamyses (que no Támesis), Manuses y Modeses. 


(Y a los jodidos Sparkle que son jodidamente buenos, joder.)

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dos veces consecutivas.

El viento habla con las ramas del árbol que crece en mi balcón para que me despierte. Ha tirado las macetas y se ha aliado con la persiana para que pueda entrar el frío. Ya da igual cuánta ropa me ponga, porque ha conseguido congelar algo que la noche había escarchado. 

Hoy sé que para que entre en calor he de exponerme a la realidad sin limitaciones ni excesos. 

Pero es esta lluvia gris la que me impide avanzar. Juega con las ruedas de los coches y me acaba empapando por no ir atento, me mete el pelo en los ojos para que me choque con todo y hago patinaje artístico en mi portal aun habiendo saludado al felpudo.

Sé que llegará la lluvia encarnada, esa que no moja y que purifica
Que completa.


Para que no se quede sólo en intentos. 
Para que no sean sólo propósitos.
Para que no sean sólo palabras.
Para que por fin lo alcance.


Pablo.

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The black will be grey and the white will be grey, But the blues are still blue.



Y yo sigo siendo AZUL.

lunes, 31 de octubre de 2011

Segundo capítulo.

Ya sé que soy un desastre, que lo dejo todo para última hora, que no soy constante y que soy más vago que una estera... Llevo más de diez días para terminar esto y no lo hago. Podéis criticarme tooodo lo que queráis, lo asumo.
En fin allá va la segunda parte.

Por si te perdiste la primera parte, todo vienen de aquí:
 (http://slideinbabe.blogspot.com/2011/10/algo-nuevo-y-distinto-i.html)




(Mini) Cap.2
Noise and Blues. But not Pain.


Nos levantamos al unísono del sitio. Ella coge su libro en la mano, pues no lleva bolso ni nada donde meterlo y yo me dirijo a pagar a Alfonso:

-Han sido dos pintas de Steve U. ¿Cuánto te debo por esto?
-Pues cuatrocientos y cuatrocientos son ochocientos. -se ríe- A ver si de una vez por todas nos sacáis de pobres... ¡Que esto no puede ser!
-Bueno, bueno, ochocientos no llevo ahora mismo encima, pero te puedo pagar ocho. Apúntame el resto en la cuenta si quieres. -le entrego un billete de diez euros y me devuelve los dos correspondientes-.

Ella hace lo propio, y yo le indico mediante gestos que voy un momento al baño. "Can't see my little Jonnhy...", agarro el picaporte y entro. Luz blanca y azulejos, como cualquier otro baño. Hay un gran espejo encima del lavabo que siempre me ha atraído, y después de haber vaciado el depósito me miro en él al tiempo que lavo mis manos. Debe de haber un mundo detrás ese trozo de cristal y plata en el que el otro yo se pregunte las mismas cosas de mí que me pregunto yo sobre él. En armonía proyectamos una serie de ideas sobre lo que debemos ser en esa imagen tan nítida como irreal. No me ha dado motivos para desconfiar, así que le creo cuando me muestra a mí acicalándome. En realidad es una réplica fidedigna pero invertida del yo, que  hace todo lo malo hay en mí bueno y viceversa. Nos sonreímos, me seco las manos en el pantalón y salgo preparado para que lo que tenga que ser sea. 

Ella me está esperando con el libro cogido con las dos manos formando un triángulo invertido con sus brazos y hombros; y yo, yo no llevo nada más que lo puesto, el abono joven, las llaves de casa, el mó-... Mierda. Ya me lo he vuelto a dejar, bueno, peor hubiera sido no poder entrar en casa una semana hasta que volviera alguien de mi familia o llamar a un cerrajero para que cambiase la cerradura. Bah, no pasa nada.

-¿Nos vamos? -hace un gesto con la cabeza señalando hacia la puerta-.
-Sí, sí -salimos por la puerta del bar-. ¡Hasta luego, Alfonso!
-Ale, ¡pasadlo bien! -y se vuelve a sus sudokus y crucigramas-.

Como buen caballero cedo el paso, y ambos recibimos una suave brisa en la cara.  Me despejo un poco tras las dos pintas, y... ahora que lo pienso:

-A todo esto, ¿cómo te llamas?
-(Ríe de una manera muy dulce) Vale, me llamo Laura. No te voy a dejar con la intriga, aunque habría sido un juego muy gracioso.

A la luz de las farolas veo acercarse unos labios generosos, que no escatiman en besos. Por lo visto ahorrar en eso no es lo suyo, ya que sabe dar todo cuanto tiene sin parecerme invasiva. Me coge del hombro y yo por la cintura, algo totalmente cordial, pero cuando nos acercamos más puedo sentir cómo hay un perfume que sube desde su cuello hasta la nuca que se dispersa cuando mueve el pelo. Es vainilla. Me lo imagino como si fuera una nube de espirales de amarillo claro y color canela que se enroscan en mi cavidad nasal y explotan al más leve contacto con los sensores olfativos. Es una atmósfera muy agradable, un sitio donde podría quedarme un buen rato sin tener que pensar en nada más que bombear ese aire a mis pulmones...

-Bueno, ¿y tú? 
-Eh... -me he quedado un poco noqueado después esto, y aún reposa mi palma derecha sobre su cadera, en el lugar de donde me suelo colgar-. Yo soy Mario, encantado.
-(Sonríe) ¿Te apetece que vayamos dando un paseo?
-Por supuesto, esta noches son para aprovecharlas. Ya tendremos tiempo de usar el transporte público cuando haga frío.  ¡Eso si no nos da por hibernar! -nos despegamos y echamos a andar-.

Vamos dirección centro, pasando por Princesa, Plaza España y hasta Gran Vía. Todo está realmente en calma y yo adoro el verano. Laura es una chica que no presume de lo que tiene, ni se jacta de saber acerca de esto o lo aquello, es sencilla y de esas personas que "no saben mucho de casi nada." Hablamos acerca de la fauna madrileña, de los personajillos que nos hemos ido encontrando a lo largo de nuestra vida y de nuestros amigos, algo que, al fin y al cabo nosotros también somos. A medida que avanzamos empiezan a aparecer chinos vendiendo cervezas y sonrisas a veces forzadas, pero a mí me ha caído bien este así que me voy a comprar una.

-¿Tú quieres otra?
-No, no, a mí la cerveza me hincha mucho. No te preocupes. Además ya estamos cerca del sitio, ya me pediré una copa allí... -me dice mientras que me regala una sonrisa, o bueno, quizás se le haya escapado. Definitivamente-.

Es cierto que un euro por una lata es bastante y que en la tele han salido reportajes sobre insalubridad en venta ambulante, pero en esta vida siempre hay un punto donde la fe cobra más importancia que cualquier razonamiento lógico y en este caso tampoco es tan importante el hecho de una lata más o menos.

Madrid es un zoo de personas y de presiones. Hay distintas culturas, con distintas aspiraciones y metas, de gente que te inspira más confianza y gente que menos, hay limpieza y suciedad, mendigos y ricos... Contrastes si queremos llamarlo así. Que en conjunto forma la paleta del pintor que traza las líneas sobre un lienzo de asfalto, hormigón, alcantarillas y pasos cebra. Pero es en la Gran Vía donde se concentra el grueso de la gente más variopinta que podrás encontrarte, y más aún de noche. Como si fuera un parque temático. Chicas que con tacones andan como si fueran velocirraptores, Drag Queens en el palacio de la prensa, armarios de puertas tamaño dos por dos, esqueiters haciendo de las suyas en la calzada y muy poca gente que conozca a Buddy Holly pero que va de carnavales todo el año. Caminando tranquilamente se pueden ver grandes sabios metidos a transeúntes y transeúntes metidos que se desconocen hasta a sí mismos. 

El ecosistema madrileño es bello en todas sus formas y yo no sé si habré bebido demasiado, pero empiezo a verlo todo más mucho más relajado. Sin que las formas sean tan importantes como el contexto, y en definitiva, noto un ligero temblor de la horizontalidad. Las luces van hacia detrás, mientras que avanzamos hacia delante, y por fin llegamos al sitio. En mi reloj los números bailan alguna danza en estéreo. "-Cómo pasa el tiempo, joder." El último trago, tiro la lata vacía a la basura y entramos.

Normalmente no me llama la atención el rollo de discotequeo puro y duro, pero un día es un día y ella quería ir a bailar. Además, creo que no tengo ningún plan mejor para hoy y este aroma en el que me hallo inmerso podría sacarme hasta el secreto más profundo si me lo pidiese de la manera adecuada...

En realidad al entrar me doy cuenta de que es un bar reconvertido a pista de baile, en el que han bajado las luces y han subido la música, con algunos proyectores que dan rollo al ambiente. Hay dos barras, una justo pegada a la puerta y otra en el fondo del local, mucho menos iluminada y más vacía. En los laterales hay mesas y sillas altas, donde hay algunos grupos de gente charlando. Algo que siempre me ha parecido paradójico, que se elijan los lugares más ruidosos para tener las conversaciones más profundas. Por suerte en este lugar la música es aceptable, nada de ritmos latinos y bombos asesinos de cajas.

Laura no para de saludar a sus amigos desde lejos y me presenta a un grupo de cuatro chicos que estaban sentados en frente de la primera barra, y se une a ellos en la conversación. Yo creo que pediré una copa, no es cuestión de que no tenga confianza para sentarme con ellos, sino de que mi garganta pide gritos ser refrescada.  Me acerco a su oído de vainilla a ráfagas y:

-Oye voy a pedir una copa ¿vale? Ahora vuelvo.
-Sí, sí. Estamos aquí.


Por alguna razón me dirijo a la barra del fondo, en la que hay menos gente y luz y espero mi turno para ser atendido. Cuando por fin me toca...:

-Hola cielo, ¿qué te pongo?

-Hola, sí... quería un gin-tonic.
-¿Y... alguna en especial?
-Pues ahora que lo dices, si tienes Tanqueray...
-¿Algo más?
-No, no sólo eso, gracias -le digo mientras hago un signo de aprobación con las manos-.



El trato es cálido, y yo me siento cómodo. Es posible que sea mi cara, el alcohol es vasodilatador y se pierde calor de esta manera, pero de todas formas me ha causado una muy buena impresión... Ella es morena, de pelo más bien corto, por encima de los hombros, y aun bajo esta luz tan tenue podría reconocer su tono de piel. De un blanco muy muy clarito, y apuesto a que es suave también. Ojos almendrados y grandes, no sé si verdes o marrones, pero que me miran con impaciencia y un poco de cansancio. Parece que le pesaran las pestañas, y debe de ser porque las tiene muy largas. Unas cejas muy definidas y cuidadas dan paso al flequillo, pero lo que me interesa es el brillo de sus pupilas. Es extraño, difícilmente descriptible.

Una cosa que siempre he pensado es que las mujeres deben saber cuando las estás observando. Esa gracilidad en los movimientos y la decisión en el paso. O puede que sea la propia naturalidad de cada una, pero a mí me complace en todas sus formas.

Lleva  una camiseta negra de manga corta, neutra, sin mucho escote pero que te muestra lo justo para reconocer una feminidad acentuada bajo ella. El pantalón es también negro, pero en este caso largo, con un abrelatas colgado de una hebilla que no rompe la armonía de su definida y trabajada figura. Sus piernas terminan en un tacón no muy alto que le realza el tipo. Absolutamente impecable. Supongo que ha de ir así vestida por el trabajo, pero realmente pienso que le favorece mucho.

Cuando se da la vuelta la imagen no cambia, perfección y soltura. Va hasta la la nevera del fondo, la abre y coge una tónica, salta la chapa y es ese el único sonido que oigo por unos segundos. Rueda por la barra y cae al suelo. Metálico. Creo que puedo oír las burbujas que explotan dentro del cristal... o quizás sea ella al mirarme desde ahí y que todo esté sucediendo en mi estómago. Vuelve hacia mí, y sin dejar de mirarme coge la botella de la estantería. Deja los dos recipientes en la barra y baja la mirada para echar los hielos en un vaso de tubo que había al lado de la cubitera. Me sirve hasta el segundo hielo, y deja caer tónica hasta que se llena por completo. Algo ha debido de vaciarse antes para que se pueda llenar el vaso. Eso es ley de vida.

-Bueno, ¿cuánto es?
-Ay, espera... Que te falta el limón, no sé si quieres... -me ha cogido por la muñeca, y es suave ella, creo que gané las apuestas. Me mira atentamente-.
-Eh... sí, sí. ¿Por qué no? -no soy tan experto bebedor de ginebra como para decir que no, y en estas circunstancias me gustaría disfrutar un poco más de su compañía. Además, nadie podría decir no a esos ojos, dudo de un ciego incluso-.

Lo tiene todo a mano, y queda dispuesto en menos tiempo del que yo utilizo para darme cuenta.

-Son cinco cincuenta.
-A ver si llevo suelto y te lo pago justo -le digo rebuscando en los bolsillos-.
-Sí, no te preocupes -me dice mientras sonríe-.


Joder, qué sonrisa más blanca y bonita. Y me acabo de fijar en que lleva los labios pintados de un rojo claro.
No llevo monedas mas que la de dos euros que me devolvió Alfonso, así que tengo que entregarle un billete de cinco y llenarme una vez más de calderilla. "-Ten." Se da la vuelta, y en esta ocasión no me cabe la menor duda, sabe que la observo. Dios mío, ¡pero cuánta sensualidad puede albergar un cuerpo! No quiere dejar para las demás...
Me coge de la mano y me entrega el euro cincuenta. "-Gracias." No ha dejado de mirarme en todo el proceso, y ahora se apoya en la barra sobre los codos, con la cabeza entre las manos. Cojo el vaso, pero no me puedo ir. Tengo que calmar mi sed antes de decir algo. Ella rompe el hielo.

-Bueno, y ¿qué haces aquí sólo? En verano además...
-Ah, no... He venido con una chica que acabo de conocer. Mira, es esa del fondo, la que está sentada con los cuatro chicos - señalo hacia el otro lado y en seguida la reconoce-.
-¿Con Laura? -se levanta de la barra y se pone erguida-. 
-Sí, con ella.
-Pues es la ex-novia del jefe... 
-Joder, no sabía nada. Me dijo que el bar lo llevaban unos amigos.
-No, no, si amigos son. Ya te digo que si lo son... Bueno, o lo fueron. A principios de verano se acabó todo, aunque lo cierto es que no tengo ni idea.
-Joe, yo la acabo de conocer y me ha parecido una chica muy agradable, sincera y sencilla.
-Sí, ¡por supuesto! Ella es una chica genial, pero no sé, a veces esas cosas simplemente no funcionan... Y como ya te digo, ni idea de por qué.


Doy un trago largo a mi copa que se acerca peligrosamente a la mitad ya y le pregunto:


-¿Y tú? ¿Tú qué haces aquí?
-(Ríe) ¿Pues tú qué crees? Servir copas y poco más. Las camareras solemos hacer eso...

¿Me está tomando el pelo porque voy un poco tocado? ¡Pero qué se habrá creído! Lo peor es que no sabe que me encantan las mujeres que saben hacer reír.

-¡Y yo qué sé! A lo mejor eres un espía doble y esta es tu tapadera... Puestos a imaginar... -definitivamente y no quizás voy tocado del ala. ¡¿Pero a qué mente en su sano juicio se le ocurriría decir semejante gilipollez?!-.

(...)

Momento de tensión.

Ha habido suerte, porque ríe a carcajada limpia. Uf... Yo creo que si fuese chica hubiera huido. Sin lugar a dudas.

-De verdad tío, que hacía mucho que no me reía tanto -le están llamando desde el otro lado de la barra-. Espera un segundo, luego hablamos si quieres, que como ves tengo curro. Si me ves desocupada pásate por aquí y charlamos. Mi nombre es Irene.


Se sube un poco encima de la barra y me da dos besos rápidos con olor a naranja, rosas frescas y granadina. Quién diría que dentro de un bar podría sentir algo tan fresco y floral al mismo tiempo. Pero ya se ha ido a atender al cliente, poco a poco se ha ido llenando esto y parece que va para rato su tarea de calmar la sed todos ellos.

Vuelvo a donde se supone que estaban Laura y sus amigos, pero no están. Levanto un poco la mirada y los veo en la barra de la puerta, están pidiendo algo. Voy con ellos.

-¡Mario, cuánto has tardado! (Ríe) ¿Qué te parece el sitio? ¿No está mal no?
-Qué va, me está gustando mucho. La música no te destroza los oídos y se puede beber bien. Una gran elección por lo que veo la de hoy. ¡Pero ahora tengo que ir al baño! Así que si me perdonáis un segundito...
-¡Sin problemas, que no decaiga esto! ¿Eh...? -a ella también le empiezan a hacer efecto las dos copas de vino y lo que sea que se ha tomado aquí-. ¡Y vuelve!
-Por cierto, ¿dónde están?
-Allí al fondo, ¿los ves? -y me señala justo al otro lado de la pista de baile-.
-Sí, sí. ¡Ahora vuelvo!

(Y ahora volveré. Fin del segundo capítulo.)
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Joder, espero no hacer parones tan largos. Pero continuará seguro. Me faltan aún dos capítulos como mínimo. Lo dejo por hoy, porque no quiero hacerlo pesado.




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Está escrito con Jazz, para el Jazz y por el Jazz.

"-Vestida de piano y saxofón."


(Recomiendo, hoy y siempre, la estación de radio del Grooveshark.)

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Mientras tanto...