martes, 24 de enero de 2012

En un lugar de mi memoria.

Hoy me ha perseguido su perfume durante toda la línea 4. 

No es la primera vez que me pasa, y seguramente no sea la última, pero me sigo reafirmando en que debería ser algo personal e intransferible.

Durante cinco largos minutos he intentado ignorarlo, pero me ha sido imposible, ya sabemos como funciona la mente humana, (cuanto más piensas en no-pensar, más piensas) y una vez dentro de mi cerebro se ha asentado y se ha puesto a leer archivos que estaban en teoría perdidos en mi disco duro. Recuerdos de esos que van en .rar y .zip, que se extraen y luego acaban ocupando más espacio del que originalmente creías. Porque el paso del tiempo no hace más que eso, que recuerdes cosas puntuales, comprimiendo el resto de emociones y situaciones en un sólo documento, pero que tirando del hilo salgan las más intensas y profundas sensaciones acompañadas de un: "Ahí va, ya no me acordaba de esto...". Y el simple hecho de que salgan a la luz no hace otra cosa más que contradecir el enunciado anteriormente expuesto.

Curiosamente ha vuelto a suceder en el mismo día, y esto no quiere decir que esté triste o enfadado con el mundo, sino más bien todo lo contrario. Me ha hecho recordar la pureza y la idea de belleza que inicialmente pude constatar. Lo que vino después no ha podido ni podrá con ello. Pudo con sólamente con mi esperanza y con mi deseo. Me hizo madurar, me abrió los ojos y me ayudó a comprender que no sólo basta con razonar, hay que comprender. Y sobre todo lo demás, APRENDER.

Casitodo está casiperfectamente. Y los exámenes están muy cerca.
Ánimo a todos, ¡que podemos!
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Y que venga Jagger a decirme que esto no es bailable.

Pablo.

domingo, 15 de enero de 2012

To be no one else. Progresivo y Floydiano.

Es la primera hora de la mañana y yo aún estoy dormido.

Llega la segunda hora de la mañana y ya me han vuelto a liar las almohadas y el edredón para que me tome la última de sueño con ellos.

Me levanto a tercera hora sabiendo que ya no hay nada que aprovechar, y aún así bajo, pero la mancha de culpabilidad no se limpia con una ducha cafetería y alumnario.


La gente por la calle va recogiendo los pequeños trozos de oscuridad que la noche se olvidó a mediodía para devolvérselos cuando vuelva. De sus bocas nacen conversaciones de palabras embarazadas, esas que cargan con el peso de una vida que no es suya. Porque ninguna de ellas decidió ser un insulto o una discusión que sube progresivamente de tono pero no de timbre.

Hay veces que puedo leer sus labios entredientes mientra que caminan entrelíneas despreocupados. Párrafos en los que puedo sentir sus pensamientos crear ideas y desembocar en realidades completamente distintas a mi imaginación. En un conjunto de variedades en mosaico.

Existe un cazador de suspiros, los esbozos de los bostezos,  que, en su inspiración, los bocetos del silencio dejan de ser ruido sobre el lienzo. Pasan de un 'no saber muy bien qué decir' a convertirse en una 'lluvia de ideas'. Y lo único que no queda muy claro entonces es a dónde van esas nubes después de llover. 
Porque...
¿Quién recoge las lágrimas del cielo, o qué tristeza es la que les hace llorar?


La vida no cambia de color en Enero, ni hay cuestas si has sido consecuente. Sigue siendo la misma si tú sigues siendo el mismo. Todo depende de cómo te lo plantees.

Entre tanto yo he llegado a ese punto del horizonte en el que no se sabe ya si se viene o se va. Y ahí quiero quedarme. Para poder escribir notas mentales sólo por el placer de olvidarlas, sin que a nadie le importe lo relevantes que pudieran ser.

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Que no aparezca no quiere decir que desaparezca, aunque aparentemente pudiera ser pensado así. 
Sólo me he apartado un poco de la dependencia demencial en la que se había convertido el escribir para replantearme esto como verdaderamente fuera en el inicio.

Pablo.

martes, 3 de enero de 2012

Viviendo en una plegaria.

Probablemente nunca llegue a ser un buen músico.
Porque sé que la música son matemáticas y a mí me gusta mezclar los versos libres.

Son las 6 de la mañana y yo vengo de malasaña. La poca gente que había tropezaba con su propia realidad, mirando a todos sitios desorientados y asustadizos. 

Los operarios están aún montando el metro para que Dios ayude a los que madrugan a llegar a tiempo.
Taxis libres de sueño y el asfalto mojado de tanto sudor de la noche.

Se oye al silencio deslizarse entre las sombras, mientras que la oscuridad se esconde en los portales, ya que pronto amanecerá y no quiere que la luz descubra su cuerpo desnudo y opaco.

El frío no hace otra cosa que provocar que los semáforos se estremezcan en color por estar tan quietos y lucidos. Lúcidos mandando a los coches.

Alguien está haciendo fuego en las alcantarillas, supongo que para espantar al miedo hediondo que habita en el corazón de los hombres. Hemos de sobrevivir al invierno.

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Mi madre ha vuelto a levantarse histérica, y tiene toda la razón del mundo.
Tengo que dejar de pensar que vivo sólo en esta casa.

Pero aunque mañana sea el mismo día, habrá una diferente historia.
Buenas noches.


Mientras que los zapatos duermen, alguien llama a tu puerta.

Pablo.