sábado, 26 de noviembre de 2011

Noviembre vigésimo entrega el bastón de mando a Diciembre vigésimo.

Hablando de los 'vagos y absurdos simulacros primaverales' de JRJ ha acabado volviendo el verdor a las hojas del árbol de mi balcón. Se dieron cuenta las yemas y los entrenudos de que visto lo visto no debían desabrocharse el peciolo.

Cae el sol también sobre las azoteas, proyectando un mundo opaco, lejos de la transparencia y la volatilidad de las formas indefinidas. Luz ceniza y reflejos cobrizos en una sinestesia de fragor y frío. Porque es sólo luz, nada de abrigo en los claros donde resguardarse de las brisas de hielo. 

A medida que el día avanza y se levanta el viento las ramas de los árboles comienzan a frotarse entre ellas, en un frenesí de astillas y arañazos a mi cristal. Un baile con el que no pretenden otra cosa más que no perder el poco calor que les queda del verano y de las mañanas soleadas como lo fue ésta. El cielo 'azulcorado' se vuelve platino a cucharadas borrascosas, y el regio caminar de las hojas sobre el suelo representa una escena de amarillos contra marrones que híbridos estériles de ocre y carotenoides observan como espectadores desde el palco que hay en el anfiteatro de las copas. El verde ha sido raptado por la clorofila, que a su vez huyó a los chicles de menta, eucalipto y hierbabuena buscando la suavidad de unos labios que le enseñen el lenguaje (lengua) de las pompas. 

El ingenuo dijo: 
-Ver para creer.

Y el poeta le respondió:
-Ver para crear.


Pongamos que hablaban del otoño.
Pongamos que hablo de Madriz.

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Hoy me voy a verte, hoy te voy a ver.
Muchas gracias, por todo.
De veras.

Tú eres de los que crea.
Tú eres en los que creo.
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No estoy de acuerdo con esa afirmación tan extendida de que estar triste es sinónimo de inspiración. Más bien me parecer que eso es desahogarse y pensar de más. Cosa que yo hago muy a menudo. 

También creo que las mejores musas nacen de un sentimiento alegre, de un padre contento y una madre sonriente.

Pablo.