miércoles, 28 de septiembre de 2011

La cresta ilíaca. Septembre Gurls.

Menos mal que no os habéis ido del todo. Menos mal que aún hay calor otoñal. 
Pero es inevitable. Porque los ciclos se acaban cumpliendo. And: "Winter is coming." 

Cada día que pasa los vestidos ceñidos y los sueltos tienen más miedo. Poco a poco van despidiéndose de las mañanas (porque empiezan a ser frías), dan sus últimos besos a las piernas suaves y corren a esconderse en los lugares más cálidos del armario. 

Personalmente, entiendo esta decisión, porque una bajada de la temperatura sólo se puede aplacar con revestimientos y urdimbres. Acepto y asumo las consecuencias del Ocre Usurpador* de clorofila, pero he de decir que no me gustan las capas, porque adulteran las curvas. Ni las medias ni las enteras, todo siempre es mejor al natural. 

No es que le declare la guerra a los abrigos, las chaquetas, los pantalones largos y las botas. Ni mucho menos ni poco más. De hecho estas últimas me caen realmente bien.

Es simplemente... que os voy a echar de menos. Y bueno, sé que las faldas son perennes y noctámbulas, pero nunca es lo mismo ¿no?

Y lo explico.

Me gusta ver cómo se evaporan las sedas y los reticulados finos, dibujando y desdibujando vuestras caderas.
Me gusta quedarme colgado de Ílion, más concretamente de la cresta ilíaca. Y pasarme ahí todo el tiempo que sea posible. Aunque quien me conoce sabe que ya no es de la misma manera.
Me gusta observar el movimiento de las pisadas, sin entrar en la obscenidad o la lujuria, porque de eso ya hay de sobra en internet.
Me gusta ser invitado a la imaginación, "sin ánimo de lucro", en esa existencia sensual implícita que no sobrepasa lo explícito.


En definitiva, me gustáis. Probablemente un poco menos que las miradas en Azul. Pero estáis muy cerca de compartir podio.

Y así es.
Y así será.





Pablo.
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*Hay una fila de hojas marrones en comisaría que espera a poner su denuncia. O.U. les prometió que iba a multiplicar su dinero, pero lo único que ha hecho es cambiarles los billetes verdes por monedas de 1, 2 y 5 céntimos, y aunque ciertamente ahora su dinero ocupa más espacio y es más numeroso en lo que a metálico se refiere, en valor real no ha aumentado. Y la estafa ha hecho que caigan por su propio peso. Porque llevar los bolsillos llenos de tanta calderilla tiene como consecuencia una bajada de pantalones. Y eso es exactamente lo que les ha sucedido, que al ir al buscarlos al suelo ya no han podido volver.


(Bonus track.)