jueves, 17 de marzo de 2011

May all your (my) dreamings fill the empty sky,

Hoy soñé.
Como viene siendo habitual todas las noches.
El punto no está en dormir más o menos tiempo.
Si no en soñar.


El tiempo dentro del sueño va tres veces más rápido que en la realidad, dado que el cerebro funciona a velocidades inimaginables en actividad diurna.


Anoche soñé con las algas verdes de Galicia, con los Sex Pistols en su autobús de gira y cervezas volando, con mi prima pequeña en brazos y sus piececitos cuando la acuestas en su cama, con un J.H. biónico resucitado como en la película de Inteligecia Artificial por sólo un día (de concierto).

De nuevo soñé con pingüinos luchando contra narvales y con el hielo resquebrajándose por todas partes debido a las fuerzas de la naturaleza.

Soñé con escaleras, pisos, rellanos, estancias vacías y competiciones de lógica intuitiva.

Sé que ocurrieron muchas otras cosas, pero este fue uno de esos sueños que vas recordando a medida que otros te van hablando de sus cosas. 


Esta semana he alcanzado el punto de saturación. Muy por enzima del complejo con el ligando.
Necesito dormir. 

Y cerveza.

Todo esto no fue hoy, sino ayer. El original está escrito en otra nota del móvil.