sábado, 9 de octubre de 2010

Influencias de B.V.

Acúmulos plateados de agua que perforan el aire al deshacerse entre sonoras explosiones. Piedras golpeando mi ventana, y aplausos contra el asfalto. Sombras nebuliformes. Masas continentales que no desaparecen en el horizonte. Después una película lo cubre todo. Parece tener vergüenza, pues se refleja de todo, quiere ser todo menos ella misma. Y descaradamente desaparece por las bocas de alcantarilla. No le importa ensuciarse con el fin de esconderse del resto del mundo. Resbala tanto por el haz de las hojas como por las repisas de las ventanas y balcones. Hace compañeros por el camino, y ataca a traición en tu nuca o en la mía. El suelo se vuelve traicionero también. Las escaleras mecánicas se pasan al otro bando. Y las superficies lisas directamente te declaran la guerra. El bus está lleno, el metro está lleno, y hay atascos. Los semáforos y las farolas se mueren de frío y no funcionan con normalidad. Se escucha ruido blanco al paso de los coches, camiones y motocicletas. Por donde cruzan las cebras (,) con dos ruedas resbalan. Las personas no salen de  casa si no es necesario. Y los amigos hibernan. Las madres te hablan dulcemente y tus hermanos quieren más atención de la habitual. Los pies se mojan y la nariz gotea polisacáridos y proteínas disueltas. La cabeza pide a susurros un ibuprofeno y la garganta un caldo caliente.


No me gusta el frío. No me gusta la lluvia.